Hace más de 13 años mi vida dió un feliz vuelco y me mudé de Lima a Barcelona por amor. Fue un flechazo en toda regla en el primer viaje de vacaciones que hice a España y hasta el día de hoy que vivo con José, mi compañero de vida en un pueblito vinícola llamado Vilafranca del Penedés.

Mi vena freelance surgió después de una etapa inquieta y creativa nada más llegar a España. Yo venía de trabajar en agencias de publicidad y editoriales y aquí descubrí que salir de la zona de confort no era fácil aunque sí muy gratificante. Aunque me costó mucho porque estaba muerta de miedo, más miedo me daba pensar en qué pasaría si no lo intentaba.

Soy una animalista empedernida, arriba puedes verme junto a mi amor perruno y perri-hijo Nanuk,  al que adoro hasta límites insospechables, veo su carita mirándome y caigo muerta de amor.

De niña tomé clases de mini paracaidismo. Me lanzaron desde una torre de 5 pisos, en principio no iba a lanzarme pero como mi hermana de 8 años ya iba por su segundo lanzamiento pues no quise quedar como una cobardica pero te juro que no he sentido tanto miedo en mi vida.

Generalmente cuando salgo en la noche soy la primera en tener sueño y querer irme para casa. Eso sí, si hay música puedo bailar hasta el amanecer.

Soy extremadamente curiosa, cuando algo llama mi atención, no paro hasta saber de qué trata la cosa. En eso, internet es un arma de doble filo para mí, porque no paran de salir aplicaciones chulas, cursos de productividad, ideas de cómo emprender sin morir en el intento…

Tuve una etapa en la que me sentí con ganas de experimentar en el mundo handmade y me apunté a cursos patchwork, costura, escultura y piñatas con papel maché.

De niña mis padres me llevaron a ver la película de Alicia en el país de las maravillas y me encantó, ví en la pantalla una niña como yo sumergida en un mundo irreal con su vestido turquesa, abriendo puertas por doquier y detrás de cada una, una sorpresa muy loca y para mí fue un antes y un después.